Presente – Repaso

La rutina de Marta como traductora freelance

Aunque trabajo como traductora freelance y no tengo un horario fijo, intento mantener una rutina más o menos estable. De lunes a viernes me despierto a las siete y media, pero muchas veces me quedo en la cama unos minutos más, mirando el techo o pensando en lo que tengo que hacer. Si consigo levantarme sin mirar el móvil, ya considero que he empezado bien el día.

Después de ducharme y vestirme, me preparo un desayuno sencillo: café con leche, tostadas y algo de fruta. A veces también tomo un poco de yogur o un puñado de frutos secos. Mientras desayuno, escucho un pódcast, leo algunas noticias o repaso mentalmente las tareas del día. En general, me gusta empezar con calma, sin prisas.

Si ese día tengo muchas traducciones urgentes, empiezo a trabajar cuanto antes. Enciendo el ordenador, reviso los correos y organizo las prioridades. Normalmente trabajo unas siete u ocho horas, pero todo depende de la carga de trabajo. Hago pausas breves cada dos o tres horas para estirar las piernas, beber agua o preparar algo de comida. Si tengo hambre, cocino algo rápido; si no, simplemente pico algo ligero.

A veces me cuesta concentrarme, sobre todo cuando recibo muchos mensajes o suena el timbre varias veces. Por eso prefiero apagar las notificaciones mientras trabajo. También me ayuda poner música instrumental o sonidos de naturaleza de fondo. Me concentro mejor cuando hay silencio o un ambiente tranquilo.

Cuando termino, si aún es de día y no estoy muy cansada, salgo a caminar un rato por el parque, hago algo de ejercicio en casa o voy a mi cafetería favorita para tomar un café y leer un libro. A veces me encuentro con una amiga y charlamos un rato. Otras veces simplemente paseo sola y escucho música o un audiolibro.

Por la noche, a veces ceno con alguien, veo una película o una serie, o simplemente me relajo en el sofá con una manta. No siempre hago lo mismo, pero intento no acostarme demasiado tarde. Cada día es distinto, porque mi trabajo es imprevisible, pero intento dedicarme algo de tiempo, aunque sea media hora. Creo que es muy importante para sentirme bien, desconectar y no quemarme con el trabajo.

¿Y los fines de semana?

Los fines de semana mi rutina es distinta. No pongo despertador y me levanto cuando mi cuerpo quiere, aunque casi siempre me despierto antes de las nueve. El sábado por la mañana suelo hacer la compra en el mercado del barrio y luego limpio un poco la casa mientras escucho música, me motiva y lo hace menos aburrido.

A veces quedo con mis amigos para comer o tomar algo. Otras veces voy al cine o visito alguna exposición. Si hace buen tiempo, aprovecho para estar al aire libre: camino, leo en un parque o hago alguna excursión cerca de la ciudad. Si hace mal tiempo, me quedo en casa, cocino algo especial o veo varias películas del tirón.

El domingo por la tarde intento organizar la semana: reviso mi calendario, planifico tareas y preparo algo de comida para los próximos días. También intento desconectar un poco, no mirar tanto el móvil y disfrutar de las pequeñas cosas. Los fines de semana me gusta ir sin prisas, hacer cosas interesantes y tener vida social, pero también descansar y recargar las pilas.

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